lunes, 9 de marzo de 2015

Evangelio del dia lunes 09 de marzo 2015

Ninguno es profeta en su tierra
Cuaresma y Semana Santa
Lucas 4, 24-30. Cuaresma. Señor, que no sea sordo a tu voz. Que sepa encontrar momentos, para poder escucharte y descansar.

Por: Roberto Villatoro | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30
En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medios, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempo del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria". Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hacia un precipicio de la montaña donde estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero Él, pasando por en medio de ellos se alejó de allí.

Oración introductoria
Señor, que no sea sordo a tu voz. Que sepa encontrar momentos, para poder escucharte y descansar. Que el ruido, tan presente en casa, en el trabajo y en todos lados, no me impiden escucharte y sepa aceptarte como profeta y amigo.

Petición
Señor, que me deje sorprender por tu amor. Que seas buen profeta en la tierra de mi alma.

Meditación del Papa Francisco
Nadie es profeta en su propia patria, y Jesús no obra milagros con sus compatriotas debido a la falta de fe de ellos. Jesús cita dos episodios de la Biblia: la curación milagrosa de la lepra de Namán el sirio en la época del profeta Eliseo; y el encuentro del profeta Elías con la viuda de Sarepta, que fue salvada de la carestía.Los leprosos y las viudas en aquel tiempo eran los marginados y estos dos al acoger a los profetas fueron salvados. En cambio los de Nazaret no aceptaron a Jesús, porque estaban demasiado seguros en su 'fe', de tal manera seguros en la observancia de los mandamientos, que no tenían necesidad de otra salvación.Este es el drama de la observancia de los mandamientos sin la fe: 'yo me salvo sólo porque voy a la sinagoga todos los sábados, trato de obedecer los mandamientos, pero que no venga éste a decirme que eran mejor que yo el leproso y la viuda, porque esos eran marginados'.Entretanto Jesús nos dice: '¡Mira que si tú no eres marginado y no te sientes marginado, no tendrás salvación!' Esta es la humildad, la vía de la humildad: sentirse talmente marginados que necesitamos la salvación del Señor. Solamente él nos salva y no nuestra observancia de los preceptos. Esto no les gustó y querían asesinarlo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 24 de marzo de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
Jesucristo, fácilmente puede ser un profeta mal recibido en nuestra alma. Lo es en muchas personas y ambientes. Nos cuesta cederle el mando de nuestra vida porque no sabemos lo que hará con nosotros. Sin embargo Jesús es amigo, es de los nuestros. En Él sí podemos confiar. "En Él somos fuertes, en Él somos poderosos". Sólo hace falta abrirnos a su amor y dejarnos sorprender por Él.
Tal vez no lo pensamos mucho, pero Cristo ya se ha abierto a nosotros. Nos ha abierto su Corazón, nos ha compartido sus sentimientos. Él confía en nosotros sabiendo que será correspondido. De esa manera, abrirnos a Él será sólo un beneficio, una experiencia de sus sentimientos y de su misericordia. Como la confianza entre dos "mejores" amigos.

Propósito
Guardaré silencio en mi alma, para estar atento a lo que el Señor me pida, a través de sus luces o del ejemplo de los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a abrirte las puertas de mi alma. Que al abrírtela, me asombre por lo que haces por mí. Que no sea indiferente a tus consejos. A veces me dan ganas de decirte que nos cuesta mucho seguirte, que no queremos. Pero sabiendo que quieres ser nuestro Amigo, y al verte clavado en la cruz por nosotros, es más fácil.

Queréis decir muy alto a todos que es hermoso tener a Jesús como amigo y es hermoso ser amigos de Jesús. (Benedicto XVI, 30 de octubre de 2010)

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